Es este un verdadero proyecto multidisciplinar, donde todos los agentes que hicimos intervenir en la obra aportando nuestro granito de arena para convertir una antigua vivienda rural de finales del siglo XIX en lo que se puede apreciar en las fotografías, una casa con todas las comodidades que ha sabido conservar la esencia de su construcción original.
Todo el equipo giró en torno la figura de Jaume, promotor y constructor de la reforma, que ayudado por su esposa y familia dedicó más de ocho años de esfuerzos humanos y económicos a fin de convertir su sueño en realidad, rehabilitar la antigua casa familiar y convertirla en un lugar capaz de acoger huéspedes con la mayor de las comodidades, carácter y estilo posibles.
El protagonista total es la piedra. Gruesos muros de 60 o 80 cm, de piedra a doble cara vista, dominan y organizan el espacio. La segunda premisa es el respeto por lo original y tradicional. Todo dentro de la casa desprende un aroma a tradición, desde lo general hasta cada detalle.
La tipología, aberturas y estructura es fiel a la casa primitiva. Se conservan y recuperan elementos tan típicos del campesinado como el comedero de los animales que ocupaban la planta de acceso o el antiguo hogar que hacía las veces de cocina.
La planta baja acoge la zona de día y cocina, mientras que la planta superior se destina a dormitorios y suites con espectaculares vistas sobre el plan de Mallorca.
Piedra a piedra, detalle a detalle, se conforma la arquitectura. La exquisita decoración acaba de vestir el espacio; nada más no hace falta.
Por lo menos una cuidada zona exterior para disfrutar del maravilloso tiempo de la isla y disfrutar de la piscina, un carril para practicar deporte y permanecer suspendido sobre una acantilado sin mar.