Aquello más destacable de esta reforma integral de una vivienda existente es, precisamente, que no parece una reforma. Todo parece nuevo, original y ciertamente lo es, pero sobre una base existente. Sin practicar más escombros que los imprescindibles, el encargo que nos hizo la propiedad, nuevos compradores de una vivienda de los años 80 fue un cambio total de imagen.
Los clientes compraron la casa más por su ubicación privilegiada junto al faro de portocolom sobre el mar y por su estimación, desde hace muchos años hacia el pequeño puerto de pescadores que por la propia edificación. Un gusto cuestionable de los diferentes propietarios que tuvo la vivienda fueron malherido la arquitectura del edificio.
La primera tarea fue una limpieza integral a partir del derribo de todos aquellos elementos superfluos y sobrantes, como porches en orientaciones sin soleamiento, forrados de piedra, cornisas, escaleras exteriores.
Todo con el objetivo de conseguir un esqueleto desnudo que pemiten imaginar un nuevo futuro para la vivienda. A partir de ahí fue fácil. La búsqueda de las vistas y la luz natural fue el principal objetivo. Un programa funcional encaminado a alojar una gran familia durante los meses veraniegos haga que el modificara la distribución interior para conseguir 5 dormitorios con baño.
La cocina abierta y una sala de estar enfocada a las vistas a mar dominan la planta baja, mientras que la escala que discurre por la torre circular coronada por una gran claraboya es el eje vertical vertebrador del edificio. Es un pozo de luz que baña completamente la vivienda desde el cielo.
La arquitectura es de líneas claras y rotundas, recortando el paisaje. El blanco de los paramentos y el color crema y gris de los pavimentos interiores en cemento pulido dotan al espacio de una gran pureza y simplicidad.
El único elemento añadido sobre el edificio original es un gran mirador en la cubierta del edificio, un marco que encuadra una pintura diferente cada día, como es la bahía de portocolom.