Se trata de una vivienda de tres plantas situado en el comienzo del ensanche de Manacor, ya fuera del casco antiguo y la zona centro. Debido a que se encuentra justo en el límite entre la zona antigua y la periferia cuenta con un entorno urbano de tipología variada y poco definida. Es por ello que el punto de partida a la hora de concebir el diseño, sobre todo en cuanto a la fachada y como ésta debía responder a la ciudad fue optar por “romper” literalmente con lo ya establecido y plantear un nuevo comienzo , intentando ser provocadores y proponiendo un nuevo inicio para futuras construcciones y desarrollo de la ciudad.
Los clientes, una pareja joven, tenían claro que querían que aquella casa antigua, heredada de los abuelos, lograra un concepto totalmente nuevo, trabajando a partir de una arquitectura moderna y contemporánea, pero sencilla y práctica a la hora.
El principal reto fue decidir que la casa tenía que cerrar en la calle, una calle carente de interés con una orientación Norte. Es decir, la fachada principal no tenía vistas y contaba con la peor de las orientaciones. Es por ello que la casa se vuelve un espacio “introvertido”, volcado hacia el interior y hacia la fachada posterior, en patios de manzana.
De este modo, el acceso dibujado en la fachada no es la entrada a la vivienda, sino que esconde el acceso a un primer patio que recorre verticalmente el edificio y donde se mezcla la modernidad de la arquitectura elegida con la clasicidad de la arquitectura original de la vivienda, combinando la puerta y ventana originales restauradas y reutilizadas a la nueva vivienda, todo en un espacio neutro y sencillo, donde la piedra arenisca original se hace presente en la parte interior de la fachada.
Otro “hándicap” a la hora de concebir los espacios fue la forma y dimensiones de un solar bastante estrecho. Así, para intentar magnificar los espacios, se tiene una visual exterior tanto en fachada Norte como fachada Sur desde cualquier punto de la vivienda, todo gracias a la concepción diáfana de los espacios y la decisión de no utilizar más tabiques que los estrictamente necesarios para salvaguardar la higiene y el confort de las zonas más privadas de la vivienda. Los patios interiores y la posición de la escala permiten tener también una visual de las tres plantas del edificio en todo momento.
Ya dentro de la vivienda, un cuerpo de hormigón visto de tres plantas, que esconde los servicios de la vivienda, se convierte en un elemento bisagra, organizando a ambos lados su los espacios de comunicación vertical con los espacios habitables. La planta baja logra un espacio de trabajo, organizando dos despachos profesionales todo alrededor otro patio con frondosa vegetación.
En la planta primera encontramos la zona de día, volcada hacia la terraza trasera, donde la orientación sur ilumina y da calidez unos espacios totalmente vidriados. En la planta superior encontramos 2 dormitorios, uno de ellos, el principal, en forma de loft “literalmente colgado” sobre la sala de estar gracias a un suelo de cristal.
El buen gusto a la hora de elegir la decoración y la iluminación, además de un mobiliario recuperado gracias a la restauración y reciclaje, acaban de conferir un alto grado de confort en la vivienda.